- Un video exhibe cómo una supervisora del programa estatal admite que las ayudas dependerán de los resultados electorales. Lo que debía aliviar la pobreza, hoy se usa como herramienta de control político.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
Lo que parecía un gesto de ayuda a los más necesitados terminó siendo un recordatorio de que en política todo tiene precio… incluso la comida y los recursos destinados a aliviar la pobreza.
El partido Libertad y Refundación (Libre) decidió darle un “toque creativo” a la Red Solidaria, uno de los programas sociales más emblemáticos del gobierno.
Ahora, más que un instrumento de apoyo, funciona como un sistema de puntos por voto: “Si no sacamos los votos, no hay ayudas”. Esa es la consigna que, sin pudor, dejó entrever una funcionaria del programa, convertida más en sheriff electoral que en servidora pública.
En un video de 39 segundos difundido por el candidato a diputado por el Partido Liberal Rashid Mejía, se escucha a una supervisora de zona explicando con toda naturalidad que la entrega de ayudas dependerá de los resultados de las elecciones primarias del 30 de noviembre.
“En la zona que saquemos más votación vamos a llevar las ayudas ahora”, afirma la funcionaria, mientras los pobladores escuchan atónitos cómo la ayuda social se transforma en moneda de cambio político.
La misma empleada, consciente de que administra 1.4 millones de lempiras anuales, reconoce que su trabajo no es voluntario ni neutral:
“Depende de los resultados que tengamos en las votaciones… aquí podemos tener mil personas, pero qué tal que formalmente solo me voten 150”, dijo.
Traducido a lenguaje simple: quien no vote por el partido oficialista se queda sin apoyo.
La reacción no tardó. Rashid Mejía calificó la práctica como un chantaje repugnante: “Así amenaza Libre con quitar las ayudas si no sacan votos. Utilizan la Red Solidaria para jugar con la necesidad de la gente. Esto es asqueroso, son una porquería, condicionando los recursos a cambio de votos”, escribió en su cuenta oficial de X.

Lo irónico es que, en su concepción original, la Red Solidaria nació para coordinar esfuerzos del Estado en la lucha contra la pobreza. Pero el video revela una realidad muy distinta: la solidaridad se transformó en sometimiento.
El programa que debía fomentar autonomía y desarrollo, hoy parece diseñado para premiar la obediencia y castigar la disidencia. En lugar de empoderar a las familias más vulnerables, se usa su necesidad como herramienta electoral.
Este episodio desnuda un patrón inquietante en la política hondureña: los programas sociales no solo mitigan la pobreza, también se manipulan para sostener el poder.
La Red Solidaria, en vez de ser un puente hacia el bienestar, se ha convertido en una cuerda de chantaje electoral, que estrangula la dignidad de quienes menos tienen.