La presidenta responsabilizó a Naciones Unidas por el estancamiento de la CICIH y defendió su gobierno de las críticas ciudadanas, alegando que ha cumplido más promesas de las que hizo en campaña.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
En medio de crecientes cuestionamientos por el incumplimiento de promesas clave, la presidenta Xiomara Castro optó por cargar contra organismos internacionales, la oposición política y sectores de la ciudadanía durante un evento oficial este viernes, en el que se entregaron materiales eléctricos para proyectos de electrificación rural.
Uno de los momentos más llamativos de su discurso fue cuando acusó a funcionarios de Naciones Unidas de hacerla esperar nueve horas en diciembre de 2022, supuestamente para firmar el convenio que permitiría la instalación de la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH).
“Desde el primer día de mi gobierno yo presente a Naciones Unidas la solicitud de la CICIH, yo cumplí. Quiero decirles a aquellos que dicen que yo no traje a la CICIH, estuve hasta el momento que tuve que firmar el convenio, me convocaron cuando estuve en New York, y me dijeron mire presidenta mañana a las 9.00 de la mañana vengase que lo vamos a firmar. Estuve en Naciones Unidas faltando 15 para las 9, me hicieron esperar en una sala hasta las 6.00 de la tarde”, contó.
“Si me hubieran hecho esperar un día más, también lo hubiera hecho”, relató la mandataria, en un intento por defenderse de las críticas por la falta de avances en la llegada de la CICIH.
La declaración contrasta con las expectativas ciudadanas que, tras más de tres años de gobierno, siguen esperando la instalación de un mecanismo robusto e independiente contra la corrupción, mientras el memorando de entendimiento firmado con la ONU permanece sin resultados tangibles.
Promesas no cumplidas y argumentos repetidos
Durante su intervención, Castro también se refirió a otras promesas incumplidas, como la eliminación de peajes y la venta del avión presidencial.
Afirmó que no eliminó los peajes porque hacerlo habría costado al Estado 160 millones de dólares en demandas.
En cuanto al avión, aseguró que fue adquirido por 12 millones de dólares, pero que actualmente solo se ofrecen 4 millones por él.
“Lo otro que me sacan en cara es la venta del avión, pero ahí está el avión que costó 12 millones de dólares. Aquí decían que lo había regalado Taiwán, y esos 12 millones de dólares se pagaron con fondos de la Tasa de Seguridad. ¿Y a cuanto nos están ofreciendo que lo compran?, a cuatro millones. Entonces, es defraudación”, aunque no detalló si existe alguna investigación en curso o si su administración ha impulsado acciones legales al respecto.
Curiosamente, la presidenta mencionó que el avión se utiliza para repatriar cuerpos de hondureños fallecidos en el extranjero, aunque no hay evidencia pública reciente que respalde ese uso humanitario como algo regular.
Críticas a la deuda heredada y al Congreso
En tono confrontativo, la mandataria arremetió contra el bipartidismo en el Congreso Nacional, responsabilizándolo por una supuesta deuda heredada de 20 mil millones de dólares, por la que el país pagaría 60 mil millones de lempiras anualmente.
“¿Dónde está el dinero?”, cuestionó, sin presentar nuevos datos, auditorías ni informes que respalden sus afirmaciones.
¿Rendición de cuentas o justificaciones políticas?
Aunque el evento tenía como objetivo destacar una inversión de 64.1 millones de lempiras en electrificación rural para 63 comunidades, la presidenta utilizó su intervención más como una tribuna política que como un espacio de rendición de cuentas, repitiendo argumentos que ha usado en otras ocasiones para desviar el foco de los compromisos aún pendientes.
A más de tres años y a punto de finalizar su gestión, la presidenta Castro parece más enfocada en defenderse que en rendir cuentas claras.
La esperada CICIH sigue sin concretarse, las reformas estructurales no avanzan y el discurso oficial continúa anclado en culpas heredadas, mientras las promesas incumplidas siguen acumulándose.