- Gabriela Castellanos lanza una dura advertencia al gobierno, al Congreso y a la ciudadanía: el silencio ante el deterioro institucional en Honduras se ha vuelto cómplice
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
En un discurso que se siente más como advertencia que como informe, la directora ejecutiva del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Gabriela Castellanos, volvió a prender las alarmas sobre el estado de la institucionalidad hondureña, acusando al poder político de normalizar el abuso, manipular la legalidad y avanzar impunemente bajo el manto del silencio ciudadano.
“El silencio ya no es una opción”, sentenció Castellanos, en una declaración que pone el foco directamente sobre quienes hoy ocupan el poder, pero también sobre quienes callan.
En su mensaje, la titular del CNA trazó una línea crítica hacia la inercia con que se está enfrentando el deterioro democrático en el país.
La funcionaria recordó el año 2020 como un punto de quiebre para la conciencia ciudadana, cuando la frase “¿Dónde está el dinero?” se convirtió en el símbolo del hartazgo colectivo frente a la corrupción del gobierno de ese entonces.
“En ese momento, la indignación fue más que una simple queja”, aseguró Castellanos, quien lamentó que hoy, cinco años después, el país parezca haber regresado a la resignación y al miedo.
Pero su crítica no se quedó en el pasado. Apuntó directamente contra el Congreso Nacional, al que acusó de “pisotear las leyes, manipular, amedrentar y abusar del poder sin consecuencias”.
Una acusación que, aunque grave, no resulta sorpresiva en un escenario donde los equilibrios institucionales han sido reemplazados por negociaciones a puerta cerrada y pactos opacos.
“Y no pasa nada”, repitió varias veces Castellanos. Una frase que se ha vuelto símbolo del hartazgo de una ciudadanía que observa cómo el gobierno presume de imponer su “proyecto refundacional” mientras las reglas del juego democrático se distorsionan a conveniencia.
El desorden evidenciado durante las elecciones primarias del 9 de marzo y el oportunismo político del oficialismo fueron también blanco de críticas.
Según Castellanos, lo que parece inmovilidad, en realidad encubre una estrategia bien calculada: “Se fraguan pactos oscuros, se diseñan narrativas y se distorsiona la verdad”.
Este mensaje del CNA no es aislado. Se suma a una creciente ola de denuncias y advertencias sobre el retroceso institucional que enfrenta Honduras, justo en la antesala de las elecciones generales de noviembre de 2025.
Mientras el oficialismo capitaliza el desorden opositor, la ciudadanía parece atrapada entre la indignación y la impotencia.
El mensaje final de Castellanos fue claro, directo e incómodo: “¿Qué estamos dispuestos a soportar?”