TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El alcalde del Distrito Central, Jorge Aldana, declaró este viernes «Zona de Desastre», un sector de la ciudad donde durante la semana se registró una cadena de derrumbes que han destruido total o parcialmente decenas de casas a causa de una falla geológica, que se activó por las lluvias.
«Hemos declarado zona de desastre las colonias Guillén, Nueva Santa Rosa y alrededores», en el extremo noreste de la capital hondureña, dijo Aldana, después de una sesión de urgencia con sus regidores.
La zona afectada, en la que incluso han desaparecido varias calles debido a la magnitud de los daños, pareciera que fue bombardeada o que la destruyó un fuerte terremoto.
Alrededor de 80 familias fueron desalojadas forzosamente ante el peligro de que pudieran quedar soterradas por los deslizamientos de tierra, que no cesan.
A inicios de la semana, otras familias comenzaron a salir, solamente para dormir en otros sitios, sin sacar sus pertenencias, lo que han hecho hasta ahora porque perdieron su vivienda.
Los damnificados, con el apoyo de elementos de la Policía Militar, sacaban todas sus pertenencias y algunos sus mascotas, ante el grave peligro que representa seguir viviendo en los sectores afectados, en los que no han faltado los que no quieren irse aduciendo que es lo único que poseen y no desean vivir en albergues.
Expertos de la Cooperación Japonesa que han venido trabajando en sectores de Tegucigalpa donde se registran fallas geológicas, indicaron que las grietas en la zona de desastre declarada este viernes, serán cada vez más grandes.
Los derrumbes han destruido viviendas construidas con ladrillos, bloques de cemento y otros materiales livianos como madera y laminas de zinc, estos últimos utilizados por las familias más pobres de los sectores afectados por la falla geológica.
«Para dónde nos van llevar, yo no quiero dejar mi casita porque es lo único que tengo», dijo llorando a periodistas una vecina del barrio Guillén, al tiempo que mostraba lo que fue su hogar «durante 21 años», una modesta vivienda de ladrillos.
Algunos niños sacaban sus juguetes, computadores, perros y gatos, entre otras cosas, sin saber el sitio en el que serán albergados de manera temporal por las autoridades municipales.
La capital de Honduras, situada a unos 1.000 metros sobre el nivel del mar y otrora pueblo minero, está cruzada por varias fallas geológicas, de las que algunas han sido activadas en los últimos 50 años.
Una de las más fallas más graves es la actual, tanto por la destrucción que ha causado y la cantidad de viviendas destruidas, algunas de dos y tres niveles.
Hasta ahora no se han registrado víctimas mortales por los derrumbes de las zonas dañadas, a las que las autoridades municipales han cerrado el paso y solo permiten el acceso de los organismos de socorro. EFE