TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El fenómeno de la canícula, caracterizado por una disminución temporal de las lluvias en pleno invierno, está a punto de iniciar en Honduras, según advirtió el Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos) de Copeco.
Este evento afectará especialmente al corredor seco del país, poniendo en riesgo cultivos básicos y la salud de las personas en zonas vulnerables.
Se prevé que la canícula comience entre el 7 y el 15 de julio, con una duración de entre dos a cuatro semanas, aunque su comportamiento podría variar este año debido a condiciones climáticas globales.
“Estamos observando una transición climática significativa. El fenómeno de El Niño ha finalizado, y hay una alta probabilidad de que La Niña se desarrolle en los próximos meses”, explicó Francisco Argeñal, jefe de meteorología de Cenaos.
¿Y qué papel juega La Niña?
El fenómeno de La Niña —caracterizado por el enfriamiento del océano Pacífico ecuatorial— altera los patrones climáticos globales y suele provocar un aumento de las lluvias en Centroamérica.
Esto podría suavizar la canícula en algunas regiones del país, aunque los expertos advierten que el cambio podría ser leve y no uniforme en todo el territorio.
El corredor seco, en alerta
Los departamentos de Choluteca, Valle, El Paraíso, La Paz y parte de Francisco Morazán conforman el llamado corredor seco, una zona altamente vulnerable a la variabilidad climática.
Allí, la falta de lluvias durante la canícula podría afectar gravemente la producción de maíz y frijol, alimentos clave en la dieta hondureña.
“Los agricultores de subsistencia no tienen sistemas de riego, dependen exclusivamente de la lluvia”, advierte la ingeniera agrónoma María Torres, experta en seguridad alimentaria.
“Una canícula prolongada puede significar la pérdida total de la cosecha de primera, lo que a su vez genera inseguridad alimentaria y migración interna”.
¿Qué esperar en 2025?
Según Cenaos, este año la canícula podría presentarse de forma menos intensa y más intermitente, especialmente en regiones del occidente y norte del país. No obstante, los impactos en zonas más áridas podrían incluir:
• Estrés hídrico en cultivos.
• Disminución de humedad en el suelo.
• Aumento de enfermedades respiratorias y golpes de calor.
• Mayor riesgo de incendios forestales.
• Escasez de pasto y agua para el ganado.
“Aunque La Niña podría traer más lluvias en general, eso no significa que la canícula desaparezca. Hay que entender que este fenómeno responde a ciclos naturales que aún persisten”, agregó Argeñal.
Llamado a la preparación
Las autoridades piden a los agricultores implementar prácticas de agricultura climáticamente inteligente, como:
• Siembra escalonada para reducir el riesgo de pérdida total.
• Construcción de reservorios de agua para riego.
• Monitoreo constante de los pronósticos meteorológicos.
Además, se recomienda a la población evitar la exposición prolongada al sol entre las 10:00 a.m. y las 3:00 p.m., para prevenir problemas de salud.
“El cambio climático nos obliga a adaptarnos. No podemos controlar el clima, pero sí podemos prepararnos mejor”, concluyó Torres.