• Mientras El Salvador recibió con entusiasmo a los turistas hondureños, el feriado morazánico en Honduras evidenció la falta de políticas, coordinación institucional y liderazgo en el sector turismo.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
El feriado de la Semana Morazánica, que tradicionalmente impulsa el turismo interno en Honduras, transcurrió este año sin brillo, sin planificación y sin una estrategia clara por parte del Gobierno de Xiomara Castro.
La ausencia de actividades, promoción turística y coordinación entre las instituciones encargadas dejó en evidencia el vacío de políticas públicas en materia de turismo durante los cuatro años de la actual administración.
A diferencia de años anteriores, no se observó un esfuerzo sostenido para promover los destinos nacionales ni campañas oficiales que incentivaran a los hondureños a recorrer el país.
La Secretaría de Turismo permaneció prácticamente ausente, mientras la presidenta Castro mantuvo un perfil indiferente hacia un evento que históricamente representa una oportunidad para dinamizar la economía y generar empleo temporal en las zonas turísticas.
Tampoco hubo articulación visible entre las instituciones responsables de seguridad, tránsito, salud y promoción turística, que en años previos trabajaban coordinadamente para garantizar una temporada ordenada y segura.
Esta falta de integración institucional fue evidente para empresarios del sector y para los propios viajeros, que criticaron la escasa información y el nulo acompañamiento del Gobierno.
Bukele aprovecha el vacío: El Salvador recibe con los brazos abiertos a los hondureños
Mientras en Honduras la Semana Morazánica pasó casi inadvertida, el Gobierno de Nayib Bukele en El Salvador aprovechó la oportunidad para promover su país como destino turístico preferido para los hondureños.
A través de una campaña intensa en redes sociales y medios de comunicación, las autoridades salvadoreñas invitaron a los turistas catrachos a visitar playas, parques, volcanes, sitios arqueológicos y el Centro Histórico de San Salvador.
Los visitantes hondureños fueron recibidos en la frontera con agua, fuegos artificiales, espectáculos musicales e incluso un concierto de bienvenida, según reportaron medios salvadoreños. Un gesto simbólico pero potente que contrastó con la pasividad del Gobierno hondureño.
Sin embargo, el episodio se volvió más polémico cuando el Ministerio de Turismo de El Salvador denunció que autoridades hondureñas prohibieron la entrega de obsequios y bebidas en territorio nacional, pese a que se contaba con autorización previa.
“Los detalles de bienvenida sí se entregarán en el lado salvadoreño, donde se espera a los visitantes con los brazos abiertos”, señaló el comunicado salvadoreño.
Respuesta oficial y contradicciones
La Secretaría de Prensa de Honduras respondió de inmediato, negando los señalamientos y asegurando que el Gobierno de Castro, a través de COPECO, continuaba distribuyendo suministros en la frontera.
“Desmentimos categóricamente los rumores sobre el retiro en la entrega de agua o bebidas. El Gobierno de la presidenta Xiomara Castro continúa brindando atención en los puntos fronterizos”, se lee en la publicación oficial.
Pese a la aclaración, la situación evidenció nuevamente la falta de comunicación y coherencia institucional dentro del aparato estatal.
El Gobierno hondureño no solo perdió la oportunidad de proyectar una imagen de dinamismo y hospitalidad, sino que permitió que su vecino capitalizara el descontento y el abandono del turismo interno.
Turismo en declive y oportunidades perdidas
Durante los últimos años, Honduras ha visto caer el flujo de turistas nacionales y extranjeros, en contraste con el crecimiento sostenido de países vecinos como El Salvador y Guatemala.
Según cifras oficiales, el país ha perdido progresivamente el interés de visitantes salvadoreños durante su tradicional Semana Agostina.
Ingreso de ciudadanos salvadoreños a Honduras en Semana Agostina
• 2022: 19,844
• 2023: 18,559
• 2024: 16,863
• 2025: 15,843
Estas cifras reflejan una caída acumulada de más de 4,000 visitantes en apenas cuatro años, lo que significa una pérdida directa para la economía local, especialmente en rubros como transporte, hotelería, restaurantes y comercio.
Analistas del sector coinciden en que la gestión de Castro no ha logrado consolidar una política pública en turismo, ni aprovechar el potencial natural y cultural del país.
En cuatro años de administración, no se ha implementado una estrategia de marca país ni campañas sostenidas que impulsen la economía local a través del turismo.
Mientras tanto, el ejemplo salvadoreño muestra lo que puede lograrse con liderazgo, inversión en infraestructura y comunicación efectiva.
En esta Semana Morazánica, Honduras volvió a quedarse atrás, no por falta de atractivos, sino por la falta de visión de un Gobierno que ha dado la espalda a uno de los sectores más promisorios para el desarrollo nacional.