- La normativa, respaldada por la FAO y de aplicación obligatoria, busca frenar el avance del sobrepeso infantil y garantizar que los estudiantes consuman alimentos frescos y nutritivos.
TEGUCIGALPA, HONDURAS.
La Secretaría de Educación anunció la aplicación obligatoria del Reglamento para Entornos Alimentarios Saludables en Centros Educativos, una normativa que prohíbe la venta y el consumo de golosinas, bebidas azucaradas y otros productos ultraprocesados en escuelas públicas y privadas de Honduras.
La medida, publicada en La Gaceta en julio pasado y elaborada con acompañamiento técnico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), busca garantizar que los niños tengan acceso a comida nutritiva y frenar los daños que los productos industrializados continúan generando en su salud.
Según el documento oficial, quedará prohibida la comercialización de galletas dulces, confitería, bebidas carbonatadas, frituras, jugos artificiales y otros ultraprocesados comúnmente vendidos en las cafeterías escolares.
¿Qué establece el reglamento?
El reglamento es claro: ningún docente, padre de familia o estudiante podrá vender alimentos dentro de las instituciones educativas, una práctica común que ahora queda totalmente restringida.
Además, introduce cambios en la gestión de las cafeterías escolares. La persona encargada de manejar el dinero no podrá participar en la elaboración ni entrega de alimentos, una disposición orientada a garantizar mejores prácticas higiénicas y evitar contaminaciones.
La normativa también recuerda que su aplicación es “de interés público” y obligatoria para todos los centros educativos, tanto gubernamentales como no gubernamentales.
Asimismo, instruye a los directores de escuelas y colegios a firmar contratos de arrendamiento que aseguren la venta de alimentos frescos, nutritivos y culturalmente aceptables.
¿Por qué Educación tomó la decisión?
La directora general de Servicios Educativos, Gloria Centeno, explicó que la resolución responde a una urgencia nacional: mejorar la alimentación de miles de niños cuyos hábitos han sido desplazados por la comida rápida, dulces y bebidas azucaradas.
“Las cafeterías deben hacer un esfuerzo por reducir o eliminar los productos que están afectando el desarrollo integral de los niños”, afirmó Centeno.
Añadió que la campaña también pretende sensibilizar a padres y maestros sobre la importancia de supervisar qué consumen los menores dentro y fuera de las aulas.
La decisión tomó fuerza tras revelarse nuevos hallazgos sobre el estado nutricional infantil.
Los datos que encendieron las alarmas
En abril, el Observatorio de Seguridad Alimentaria de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Obsan-UNAH) evaluó a 15,897 niños entre 6 y 12 años en 130 centros educativos del país.
Los resultados muestran que:
- 82.81 % mantiene un peso adecuado.
- 11.01 % presenta sobrepeso.
- 3.02 % padece obesidad.
- 5.85 % tiene baja talla.
- 1.51 % presenta baja talla severa.
Aunque la mayoría de los estudiantes tiene un peso saludable, las autoridades consideran preocupante que más de uno de cada diez niños enfrenta sobrepeso y que la obesidad continúa en aumento, con implicaciones directas para la salud presente y futura de la niñez hondureña.
Riesgos del sobrepeso infantil
El sobrepeso y la obesidad en la infancia no solo transforman el cuerpo: abren la puerta a enfermedades graves desde edades tempranas, como diabetes tipo 2, hipertensión, colesterol elevado y problemas respiratorios.
Pero las consecuencias también son emocionales.
Niños con exceso de peso suelen ser víctimas de burlas, exclusión o estigmatización, experiencias que afectan su autoestima y pueden derivar en ansiedad o depresión.
Por ello, la Secretaría de Educación insiste en que las escuelas deben convertirse en entornos seguros para la salud física y emocional.
Un esfuerzo que requiere la participación de todos
Las autoridades subrayan que esta iniciativa solo tendrá éxito si existe un compromiso conjunto entre la familia, la comunidad educativa y la sociedad. El reglamento no pretende castigar a las cafeterías, sino convertir el sistema escolar en un aliado de la nutrición y el bienestar infantil.
“Este es un paso fundamental para proteger el futuro de nuestros niños”, concluyó Centeno.












