TEGUCIGALPA, HONDURAS.
La Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) lanza este lunes uno de los procesos más ambiciosos en la historia del sector energético hondureño: una licitación pública para la contratación de 1,500 megavatios (MW) de generación eléctrica bajo la modalidad BOT (Build-Operate-Transfer), con una inversión estimada de más de 3,000 millones de dólares.
El anuncio ha generado gran expectativa entre los actores del sector, pero también múltiples advertencias sobre la complejidad y riesgos del proceso.
El experto en energía Samuel Rodríguez considera que esta licitación representa una oportunidad histórica para el país, pero también un desafío técnico y financiero sin precedentes.
“No se trata solo de construir plantas, se trata de desarrollar un megaproyecto bajo una figura que exige consorcios sólidos, respaldo de capital internacional y una visión de largo plazo. Cualquier intento improvisado está condenado al fracaso”, advirtió.
Rodríguez recordó que desde hace más de una década los generadores renovables no han podido participar en licitaciones públicas de gran escala, y aseguró que este proceso debe abrir verdaderas oportunidades para todos, no solo para operadores favorecidos.
“Hay muchos ojos sobre este proceso. Hay que garantizar que no se convierta en un ejercicio excluyente ni en una vitrina de favoritismos. La ENEE tiene una deuda con la transparencia”, apuntó.
AHER advierte sobre favoritismo y falta de transparencia
La Asociación Hondureña de Energía Renovable (AHER) también se ha pronunciado en torno a la licitación, expresando su preocupación por señales de trato preferencial hacia inversionistas extranjeros, especialmente chinos, tras la visita de funcionarios hondureños a ese país asiático antes de la publicación de las bases.
“La celeridad con la que se impulsa este proceso, en un contexto preelectoral, y sin garantizar de forma clara los principios de equidad, libre competencia y transparencia, puede poner en riesgo la confianza del sector privado y de la cooperación internacional”, señaló AHER en un comunicado oficial.
La organización también exigió que el proceso cumpla con los estándares regionales, que prohíben prácticas discriminatorias contra inversionistas nacionales o internacionales.
Gobierno insiste en viabilidad del proyecto
Por su parte, el ministro de Energía y gerente interino de la ENEE, Erick Tejada, ha defendido públicamente la licitación y ha garantizado que el proceso será abierto, competitivo y supervisado por organismos internacionales.
“Este es un paso clave para estabilizar el sistema eléctrico y reducir nuestra dependencia de combustibles fósiles. Vamos a garantizar que esta licitación sea técnica, transparente y alineada con los objetivos del país”, aseguró Tejada.
Sin embargo, sectores empresariales, expertos y asociaciones energéticas siguen atentos a la forma en que se desarrollará el proceso y temen que, en un año preelectoral como 2025, intereses políticos puedan contaminar una licitación de alto impacto nacional.
¿Oportunidad histórica o riesgo estructural?
El proceso de contratación de 1,500 MW representa no solo una solución a la crisis energética hondureña, sino una oportunidad para atraer inversión, crear empleos y diversificar la matriz energética. Pero también pone a prueba la institucionalidad, la transparencia del gobierno y la capacidad técnica del país para manejar un proyecto de esta escala.
Como han reiterado expertos como Samuel Rodríguez y organizaciones como AHER, el éxito de esta licitación dependerá no solo del interés de las empresas, sino de la seriedad y apertura con que el Estado conduzca el proceso.