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domingo, noviembre 24, 2024
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Retos de economía Latinoamérica: control inflación, equilibrio fiscal y deuda

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Redacción América – Controlar la inflación será un reto común para las economías de EE.UU. y América Latina en 2023, al que se suman otros como mantener la sostenibilidad fiscal y reducir la deuda y al mismo tiempo proteger a los sectores más vulnerables.

Éstos son los principales desafíos a los que se enfrentará América Latina en 2023.

CONTROLAR LA INFLACIÓN

En 2022 la inflación trepó a niveles que no se conocían desde hace casi dos décadas. La invasión rusa de Ucrania hizo que los precios se dispararan a nivel mundial, sobre todo los alimentos y la energía. En junio de este año, América Latina alcanzó el 8,4 %, el mayor nivel registrado desde 2005, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La previsión es que la inflación en 2023 sea menor que en 2022, pero no tan baja como antes de la pandemia, y algunos países, como Argentina, Venezuela y Cuba seguirán padeciendo una “inflación crónica”.

ESTIMULAR EL CRECIMIENTO ECONÓMICO

El crecimiento mundial se desacelerará en 2023, lo que contribuirá al riesgo de un «aterrizaje brusco» de las economías en desarrollo, según previsiones del Banco Mundial. El contexto internacional desfavorable provocará una desaceleración del crecimiento y del comercio global, tasas de interés más altas y menor liquidez global.

Las economías de América Latina y el Caribe crecerán un 1,3 % en 2023, una tercera parte de la tasa esperada para 2022.

En Estados Unidos, el endurecimiento de las condiciones monetarias y financieras ralentizará el crecimiento hasta un 1 % el próximo año, lo que aumenta las probabilidades de una recesión.

DETENER LA SUBIDA DE LAS TASAS DE INTERÉS

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha aumentado las tasas de interés en sus últimas cinco reuniones (junio, julio, septiembre, noviembre y diciembre), además de los dos incrementos que aplicó a comienzos de este año.

Pero los analistas no creen que la Fed inicie una reducción de las tasas de interés antes de 2024, porque mientras la inflación siga siendo un problema (el IPC interanual aumentó un 7,7 % hasta octubre pasado), probablemente mantenga la subida de tipos, aunque lo haga de una forma moderada, para evitar que la economía entre en recesión.

REDUCIR LA DEUDA PÚBLICA Y EL DÉFICIT FISCAL

Durante la pandemia, muchos países latinoamericanos expandieron su gasto fiscal para financiar programas sociales. Colombia, Chile y Brasil gastaron más de lo que ingresaron. En tanto, Argentina y Ecuador mantienen abultadas deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y pagan sobretasas para extender los plazos de vencimiento.

La política fiscal también ha protegido a los sectores vulnerables del shock de precios de los alimentos y la energía. Su costo es de un 0,8 % del PIB de 2022, pero se suma al 0,4 % de subsidios ya existentes.

Venezuela (307 % del PIB), Brasil (91,9 %), Bolivia (86,1 %), El Salvador (82,6 %) y Argentina (74,4 %) encabezan la lista de los más endeudados.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido un alivio de la deuda de los países latinoamericanos y su reestructuración.

FRENAR LA PÉRDIDA DE PODER ADQUITATIVO

El aumento de la inflación impacta en los salarios. En América Latina y el Caribe, el salario real cayó un 1,7 % en el primer semestre de 2022, y en países como Argentina, los ingresos se licúan y la pobreza alcanza ya al 36,5 % de la población.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha advertido que la desigualdad de ingresos y la pobreza aumentarán si no se mantiene el poder adquisitivo de las personas peor pagadas.

Y ello, porque la escalada de la inflación y del costo de la vida afecta en mayor medida a quienes perciben ingresos más bajos, por lo que la OIT recomienda aplicar medidas políticas urgentes, como ajustar las tasas de los salarios mínimos.

INCENTIVAR EL CONSUMO PRIVADO Y LA INVERSIÓN

El aumento sostenido de las tasas de interés por parte de los principales bancos centrales a fin de frenar la espiral inflacionaria está poniendo en aprietos a la región, que además viene arrastrando los efectos de la pandemia y la guerra en Ucrania, advierte el FMI. Paralelamente, las tasas de interés internas en los mercados emergentes están aumentando.

Estos factores provocarán una desaceleración de la actividad en América Latina, debido a que los costos de financiación más elevados suponen un freno para el crédito interno, el consumo privado y la inversión, lo que a su vez se traduce en una desaceleración de la actividad económica de la región, según el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2022 elaborado por la Cepal.

TRANSFORMAR EL MODELO DE DESARROLLO

América Latina y el Caribe requieren de políticas públicas ambiciosas para superar la profunda crisis que viven en los últimos diez años. Para ello, la Cepal ha recomendado “políticas transformadoras y audaces que realmente muevan las agujas del desarrollo”.

La agencia de la ONU propone diez áreas prioritarias para transformar el modelo de desarrollo de la región: transición energética, electromovilidad, economía circular, bioeconomía, industria manufacturera de la salud, transformación digital, economía del cuidado, turismo sostenible, mipymes y economía social.

FAVORECER LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA

Los procesos de integración en América Latina surgieron por la necesidad de incrementar el intercambio comercial y favorecer el crecimiento económico. Su objetivo es el establecimiento en forma gradual y progresiva de un mercado común latinoamericano fuerte. Pero el hecho de que muchos países de la región produzcan y exporten los mismos productos no favorece la integración.

En el primer semestre de 2022, la participación del comercio intrarregional aumentó 1,4 puntos porcentuales con respecto al mismo periodo de 2021, pero aún así sigue siendo baja (15,8 %).

Según un reciente informe del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), para lograr una mayor inserción regional y global se debe actuar sobre tres áreas específicas: la facilitación del comercio, la infraestructura física y la integración productiva.

RETORNAR A NIVELES DE INVERSIÓN PREPANDEMIA

En 2021 la Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina y el Caribe se recuperó de la fuerte caída registrada en 2020. Hubo un aumento de 40,7 % con respecto al 2020 y se recibieron 143.000 millones de dólares, pero aún está por debajo de los niveles prepandemia.

Para lograr un impacto positivo de la IED, la Cepal propone articular políticas de desarrollo productivo con la atracción de inversiones de alta productividad, en actividades que apoyen procesos virtuosos en términos de inclusividad, calidad del empleo, sostenibilidad ambiental, innovación y complejidad tecnológica.

REVERTIR LOS ÍNDICES DE INDIGENCIA Y POBREZA

A fines de este año, la pobreza en América Latina y el Caribe afectaba al 32,1 % de la población (un porcentaje que equivale a 201 millones de personas) y la pobreza extrema al 13,1 % (82 millones). Esto supone una leve disminución del nivel de pobreza y un leve aumento de la pobreza extrema con respecto a 2021, según la Cepal.

El boom económico de la primera década de este siglo logró reducir la pobreza del 45,5 % en 2004 al 27,8 % en 2014. Pero a pesar del repunte económico vivido en el 2021, la pobreza extrema en América Latina se mantiene por encima de los niveles del 2019, advierte el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).

Con una tasa de crecimiento para 2023 del 1,3 % (un tercio de la de este año) es previsible un mayor impacto en los sectores más vulnerables. Para mitigarlo será necesario promover la formalización laboral y extender las redes de cobertura social, propone la CAF.

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